Chile en nogada

El mes patrio trae consigo un ritual que los amantes de la buena mesa esperan con ansias: la llegada del chile en nogada. Más que un platillo, es un símbolo de identidad, historia y celebración que solo podemos disfrutar por unos meses al año, cuando la nuez de castilla y la granada alcanzan su punto perfecto de temporada.

No hay duda: cada septiembre, el chile en nogada se convierte en protagonista absoluto de nuestras mesas y conversaciones foodie.

Origen entre historia y leyenda

Pocas recetas mexicanas están tan envueltas en tradición como esta. Uno de los relatos más difundidos cuenta que en 1821, las madres agustinas del Convento de Santa Mónica, en Puebla, prepararon este platillo como homenaje a Agustín de Iturbide, recién proclamado emperador de México. Los colores de la receta —verde, blanco y rojo— evocaban la bandera del Ejército Trigarante y con ello la independencia que el país acababa de conquistar.

Pero la historia es aún más rica: se sabe que la preparación original tiene raíces virreinales, heredera de la repostería andaluza con influencia árabe, que transformaba los ingredientes en platillos dulces y festivos. Con el tiempo, y ante las dificultades económicas de la época, el chile en nogada dejó de ser un postre para convertirse en el plato fuerte que hoy conocemos.

Una receta que conquista sentidos

El chile poblano, cuidadosamente tatemado y relleno de un picadillo de cerdo y res que mezcla frutas de temporada como manzana, pera y durazno, es solo el inicio de este festín. El contraste llega con la nogada, cremosa y ligeramente dulce, elaborada con nuez de castilla fresca, queso y un toque de jerez. El cierre perfecto: la granada, que no solo aporta frescura y color, sino ese golpe chispeante que equilibra cada bocado.

Lo fascinante del chile en nogada es que condensa México en un solo plato: la tierra que da sus frutos, la tradición conventual que transforma lo cotidiano en sublime, y el espíritu festivo que convierte cada septiembre en una excusa para reunirnos alrededor de la mesa.

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A más de 200 años de su creación, el chile en nogada sigue siendo un ícono gastronómico y cultural, reconocido por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Hoy, chefs de todo el país reinterpretan la receta con nuevas técnicas y presentaciones, pero la esencia sigue intacta: un manjar que se disfruta con calma, a cucharadas de historia y orgullo nacional.

Dónde probarlo esta temporada

Testal

En pleno Centro Histórico, Testal se ha ganado un lugar de honor entre los amantes de la cocina mexicana. Su chile en nogada es un tributo a la receta tradicional: relleno abundante, nogada fresca y equilibrada, y granos de granada que estallan con frescura en cada bocado. Una experiencia que sabe a historia y que se disfruta mejor en su atmósfera acogedora, entre muros que respiran mexicanidad.

Fónico

Si eres de los que buscan propuestas modernas con alma mexicana, Fónico es tu parada obligada. Aquí, el chile en nogada se presenta con un sello contemporáneo que respeta la esencia del platillo, pero con un montaje elegante y un toque de sofisticación. Es la opción perfecta para foodies curiosos que quieren redescubrir este clásico bajo la mirada de una cocina creativa.

Porfirio’s

Festivo, vibrante y con mucho estilo, Porfirio’s ofrece un chile en nogada que hace honor a la temporada con toda la intensidad de los sabores mexicanos. Su propuesta combina tradición con generosidad en cada plato, ideal para compartir en una mesa llena de brindis, risas y celebración. Aquí, el chile en nogada no solo se come: se vive como un ritual patrio.