brunch

Hay algo encantador en invitar a tus personas favortitas a casa para un brunch. Quizás se trata de poder encontrar ese momento de clama en el que se puede disfrutar de un menú delicioso y acompañarlo con una buena plática y una mesa que enamore a la vista. Es la mezcla perfecta entre lo relajado y lo especial. Y aunque la palabra brunch evoque algo muy sofisticado, puedes lograr un resultado fascinante con detalles bien pensados, por eso, te comparto algunos consejos para que puedas planear un brunch súper chic en casa. 

El encanto de lo espontáneo

Empieza por definir una temática o estilo: ¿quieres algo floral y femenino, bohemio con tonos neutros, quizás un brunch tropical? Esto te puede dar una guía clara de hacía a donde te debes dirigir en la decoración y, claro, en el menú. 

Un brunch en casa debe sentirse relajado, pero eso no significa que carezca de planificación. La clave está en lograr una atmósfera que combine lo acogedor con lo elegante. Piensa en una paleta de colores suave —tonos mantequilla, vainilla, verdes oliva o rosa pastel— que armonice con la luz natural de la mañana. Los textiles juegan un papel esencial: manteles de lino, servilletas bordadas o una vajilla con carácter pueden transformar cualquier espacio.

Una playlist pensada, flores frescas y piezas decorativas que aporten textura —como cerámica artesanal o copas vintage— añaden ese toque único que eleva la experiencia.

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Menú con intención

El menú puede ser sencillo, pero con un toque especial. Piensa en platos que luzcan bien y se sirvan fácilmente: panqués individuales, fruta fresca en copas, croissants rellenos, mini quiches, granola casera con yogur o incluso puedes optar por un menú más mexicano e incluir mini molletes, chilaquiles, enmolados o algo como tamales.

Incluye algo dulce también, como scones, galletas, peras caramelizadas o pan artesanal con compotas de frutas  y, por supuesto, una bebida con encanto: café en prensa o de olla, jugo natural en frascos y para coronar, una barra petite de mimosas o aperol spritz. Un detalle encantador: prepara una jarra con agua infusionada con romero, naranja o pepino para darle un toque refrescante. 

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El dress code: effortless chic

Aunque el entorno sea hogareño, el brunch merece un código de vestimenta sutil. Vestidos de algodón y estampados florales, batas de lino, camisas oversize con pantalones palazzo o conjuntos en tonos neutros aportan frescura y elegancia sin parecer forzados. La clave está en verse bien sin dejar de sentirse cómoda.

El brunch en casa es más que una comida tardía: es una invitación a hacer una pausa, a crear belleza y a vivir el momento con intención. En tiempos donde el lujo se redefine, los pequeños rituales bien cuidados se convierten en los nuevos gestos de sofisticación.

Porque abrir las puertas de tu casa, preparar algo bonito y compartirlo con quienes quieres, es —al fin y al cabo— la forma más amorosa de celebrar la vida.