La semana pasada se llevó a cabo uno de los eventos más importantes de la industria de la moda, en donde maisons de la más alta gama se dan cita en la Ciudad de la Luz para presentar sus colecciones de alta costura para la temporada otoño—invierno 2025.
Hablamos de la Paris Haute Couture Week y es que, la alta costura ha sido una de las más relevantes en términos de moda. No solo es exclusiva y elitista, sino que también es artística y atrevida. Durante esta semana, algunas de las casas de moda más importantes —y que cuentan con el privilegio de ser reconocidas por la Cámara de Comercio de la Industria de París— tienen la oportunidad de marcar tendencias y añadir prestigio a sus nombres.
¿Qué es el Haute Couture?
El término significa alta costura y hace referencia a las prendas que se hacen de forma exclusiva y artesanal para un único cliente, se distingue por la mínima intervención del uso de la máquina de coser, por el uso de textiles inusuales y exclusivos, así como por la calidad y el costo que pueden presentar estas prendas.
La alta costura no es solo una forma más de moda, es tradición, historia y creatividad todas juntas. Data del siglo XVIII, en donde una de las protagonistas de la moda era Maria Antonieta, distinguida por sus elegantes y sofisticados vestidos hechos a la medida.
Te compartimos una selección de maisons que presentaron sus colecciones otoño–invierno para 2025 en la Semana de la Alta Costura de París que se celebró del 24 al 27 de junio de este año. En donde celebridades, diseñadores y personas de la alta sociedad se dieron cita para los desfiles de las casas de moda que forman parte de este importante evento.
Shiaparelli
La casa de moda italiana fundada en 1927 fue la responsable de la apertura de la semana de la Alta Costura de París. En esta ocasión la cita fue en el Hôtel Salomon de Rothschild, en donde Daniel Roseberry —director creativo de la Maison— redefinió la elegancia y la temporalidad del haute couture.
El desfile fue una oda a la década de los 50s. El alfombrado obscuro, la iluminación tenue y los candiles colgantes fueron la cereza del pastel de esta colección que era una remembranza a la elegancia y feminidad de los orígenes de la casa de moda. Roseberry fue un paso más allá, retomó el icónico look emplumado de Elena Shiaprelli abriendo el desfile con una modelo que portaba una capa de plumas doradas, con la que lucía elegantemente desafiante. Una alusión al clásico número de ballet de la bailarina Anna Pavlova del cisne muriendo.
Así, con 30 salidas, Shiaparelli demostró saber cómo hacer alta costura sin perder la sofisticación. Volviendo al génesis de una Maison cuyo sello siempre fue la exclusividad. Los plumajes, los hilos metálicos, vestidos de reloj, así como una paleta de colores cuya mayoría era negra y dorada fueron los protagonistas de una colección que sentó un presedente de cómo viajar en el tiempo, redesc
Christian Dior
Con los Juegos Olímpicos de Paris 2024 a la vuelta de la esquina, Maria Grazia Chiuri —directora creativa de Christian Dior— decidió convertir su colección Haute Couture Otoño – Invierno en un poema de amor al deporte. Además, dio un paso más allá al traer a la mesa el punto —un material que, hasta el momento, no formaba parte de la alta costura— redefiniéndolo a través de mallas metálicas que adornan y complementan cada una de las piezas con singularidad y autenticidad.
Grazia se remite a los orígenes de los Juegos, una oda a Atenas, a la silueta de todos aquellos atletas que se han abierto paso en el complicado —pero satisfactorio— camino que supone el deporte de alto rendimiento. Lo hace a través de faldas de jacquard muaré reimaginadas para la ocasión, de vestidos de medio hombro que revelan camisetas de tirantes metálicas, conjuntos de pantalones con sutiles drapeados a juego con transparencias, bordes que destacan, cinturones que delinean y acarician la silueta y de capas, velos y relieves que bailaban al compás perfecto del vals que representa la alta costura.
Sin embargo, de entre todas las piezas que conformaban una composición de creatividad, atletismo y modernidad, destacaron los looks que redescubrían el bañador, convirtiéndolo en una declaración de moda en toda la extensión de la palabra. Los hubo en corsetería y transparencias, adornados en metales, brillantes y hasta emplumados.
Giambattista Valli
Si alguien sabe de extravaganzza es la casa de moda de Giambattista Valli, quien nos regaló una pasarela llenó de color y sofisticación. De entre entelados y alfombrados claros, se desfilaron 42 piezas que conformaron una colección única en sí misma. Valli no escatima en volúmenes, pero sabe bien cómo ser discreto también.
Las flores se llevan sin moderación alguna, son el elemento central de esta colección que se inspiró en la natural y brillante costa oeste. Cada pieza evoca una emoción diferente, desde la delicadeza de los tules en colores llamativos, hasta la suavidad de plumas que complementan los vestidos de la firma. La elegancia de la simplicidad en algunos de los atuendos monocromáticos cuyo susurro de elegancia se reduce a la joyería complementaria.
La silueta femenina se dibujaba a lo largo de largas caudas o se dejaba al descubierto con faldas cortas resaltando la belleza y elegancia de las piernas que se delinean con capas o volumenes creando una estética elegante y moderna.
Giambattista Valli creó una colección que grita modernidad y susurra elegancia, una característica tan única y propia de la maison.
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Chanel
Chanel sabe cómo atraer miradas tanto como lo hace el Palais Garnier, un lugar casi santuario para la ópera y el teatro. Es por eso que no pudo haber mejor sede para el desfile de la colección Haute Couture Otoño – Invierno 2025 de la maisoncuyo taller se encuentra en el número 31 de la Rue Cambon, cerquita de aquel palacio cuya estructura hace suspirar.
Para la presentación, la casa de moda francesa contó con la participador del reconocido director Christophe Honoré, quien se encargó de transofrmar los pasillos del Palais Garnier, en palcos de ópera con un rojo aterciopelado que develaba la elegancia propia de la colección desfilada. Honoré redefinió los ángulos de un lugar cuasi histórico para hacerse uno mismo con el mundo de la alta costura, uno en el que, como en el teatro, se evocan emociones, se dajan ir suspiros y se respira gracia.
Dos mundos se fusionaron entre borlas, bordados, flores, relieves y plumas. Delicados textiles de terciopelo, tul ilusión, satén duqeusa y tafetán revelaban cada pieza de esta colección que se remite a los orígenes de la maison. Un Chanel cuya firma son los pliegues de tweed y trajes con botonería que exclama modernidad. Así, las capas, corsetes y los volúmenes complementaron cada uno de estos looks cuya singularidad es la atemporalidad, galanura y sofisticación.
Jean Paul Gaultier
Desde que Jean Paul Gaultier dejó la silla de la dirección creativa en 2020 para dar paso a nuevos diseñadores, ha sido toda una experiencia ver los desfiles de la maison. Con cada uno de los talentos que se suman, se ha podido reimaginar la esencia de la casa de moda de una forma única y exquisita.
En esta ocasión, el diseñador invitado fue Nicolas Di Felice, quien se remitió al minimalismo y a la escencia de la firma para regalarnos una colección que baila entre los límites de lo establecido. Una entrega que no conoce de género y que hace caso omiso al gusto y estándares de otras firmas de moda que participaron de la semana de la Alta Costura, algo clásico de la marca.
Desde que Jean Paul Gaultier vistió a Madonna en 1990 con un corsé de brassier cónico para el Blonde Ambition Tour, el diseñador francés sentó un precedente de lo que para él representaba el buen gusto, la modernidad y la sofisticación. Así como Jean Paul lo hizo en el pasado, Di Felice creó prendas que fueron un susurro queer a cada pliegue.
La mayoría de las piezas que presentó Di Felice para la colección Otoño – Invierno utilizaron corsetería que se fundía en chiffon, tela crepé, satén y textiles que delineaban un cuerpo andrógino. El diseñador sabe cómo jugar con las formas, transformar la geometría y estirar los límites de lo permitido, todo como parte de una partida cuyas reglas conoce a la perfección y con las que puede crear composiciones únicas, como lo hizo con vestidos, abrigos y enterizos que se fundían entre pliegues y siluetas.