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Cuando hablamos de un vestido de novia, probablemente, lo primero que se nos viene a la mente es un elegante vestido blanco —o sus variantes: hueso, perla, marfil— con aplicaciones especiales o incluso el más sencillo de los atuendos, pero con una constante: el color blanco. Sin embargo, esta tendencia es de reciente adición a la moda contemporánea, e incluso, en los últimos años, los diseñadores, la industria —y lo más importante— las propias novias, han optado por expresar su personalidad a través de su atuendo de boda, sin importar el color o la forma.

La tradición del vestido de novia, podría remontarse, quizás, a la Dinastía Zhou: unos tres mil años atrás, cuando se implementó la costumbre de utilizar un atuendo ceremonial especial para contraer matrimonio. Durante el Renacimiento, se acostumbraba que las mujeres utilizarán sus mejores vestidos para el día de la boda, sin importar el color de éste.

Se cree que la primera en utilizar un atuendo completamente blanco fue la Princesa Philippa de Inglaterra en su boda con el Rey Eric de Escandinavia en 1406. Sin embargo, no fue sino hasta 1460 cuando la Reina Victoria contrajo matrimonio con el Príncipe Alberto, que el blanco se estableció como regla —o al menos eso es lo que dicta la historia—.

‘El matrimonio de la reina Victoria’, de George Hayter | ROYAL COLLECTION

En su diario, se leía: “para mi boda con el Príncipe Alberto, use un vestido de satín blanco, con un volante profundo de encaje de Honiton, en imitación de un diseño antiguo. Las joyas fueron un collar y aretes de diamantes turcos y el hermoso broche de zafiro de mi querido Alberto”.

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Hoy, las novias cuentan con una amplia variedad de opciones, boutiques y ateliers para escoger el vestido que siempre soñaron. Además, recientemente, diseñadores de gran prestigio y reconocimiento en el gremio nupcial como es el caso de Elizabeth Dye, Clare La Faye, Giambattista Valli, la firma Dolce & Gabbana, entre otros, han estrenado colecciones en negro, un color que hasta hace unos años resultaba completamente ajeno a la celebración matrimonial, sin embargo, ahora es una tendencia que llegó para quedarse.

En Atelier Nupcial, se sumaron a esa tendencia cuando una novia llegó en busca de su vestido ideal, uno que combinara un poco de lo tradicional, sin perder de vista lo que ella quería expresar a través de un delicado encaje negro. Acá te contamos un poco del proceso de creación de este elegante vestido de novia negro.

Diseñando un vestido de novia único

Una mujer con una ilusión llegó a Atelier Nupcial, con un sueño en su cabeza y la esperanza de poder comprar su vestido ideal, uno que tuviera algún toque en negro, por lo que se propuso que el talle fuera en encaje obscuro a juego con el velo.

“Teníamos el diseño, ya sabíamos qué era lo que íbamos a hacer, calculé la tela y con las medidas de la clienta hice un molde base para su cuerpo, luego de ello hice la prueba en forros para modelar el cuerpo de la persona y poder confeccionar correctamente el vestido”, relató Cristina, modista en Atelier Nupcial.

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Quizás uno de los mayores retos de esta proyecto fue el trabajo de las telas, el vestido llevaría dos tipos de encaje diferente: tul francés —que es un material sumamente delgado y delicado— y shiffón, todo esto para la creación de un vestido strapless con falda amplia plisada en corte A, por lo que se mantuvo algo de lo tradicional, con un toque único que aportó la novia.

“Uno de los retos más grande fue el detalle del bordado, tuve que cortar las aplicaciones negras del talle una a una e irlas bordado a mano, lo que me llevó cuatro días”, comentó Cristina.

Cada vestido es único, y como encargada de la confección, Cristina se enamora de cada una de las creaciones y requerimientos de las novias. Cada entrega es igual de satisfactoria, llena de emociones y sentimientos encontrados.

“Me encanta todo el proceso de creación del vestido, pero entregárselo a la novia es mi parte favorita, me emociona mucho, es muy satisfactorio ver el resultado final. Pero antes de entregarlo siempre me duele la boca del estómago y hasta que la clienta no me da el sí final, no se me quita”, comentó. “En esta ocasión fue muy emocionante, la novia se veía muy bonita con este vestido que había sido hecho a su medida, uno que reflejaba su personalidad”.

Lo cierto es que el vestido de novia es único y especial para cada persona, es una forma de expresar la personalidad de cada novia y dejar huella en el atuendo del que será uno de los días más importantes de tu vida.